¿Qué es un mapa?
Es frecuente escuchar que un mapa es una representación de la Tierra o parte de ella en una superficie plana, y aunque en la mayor parte de los casos esto es cierto, hay mucho más para decir sobre los mapas de lo que vemos a simple vista. Antes que nada, los mapas son la visualización de un punto de vista determinado: una perspectiva que destaca ciertas características del mundo mientras que oculta otras. Piensa en un diagrama del metro de una gran ciudad. Allí no vamos a encontrar ninguna referencia al sistema de autobuses, pero eso no significa que los autobuses no estén circulando, o que no existieran en el momento en que se trazó el mapa. Debemos tener en cuenta que los mapas, así como los libros, las pinturas, y las canciones, tienen autores, se crean en diferentes contextos culturales y, lo que es más importante, se conciben para cumplir un propósito.
Sea su propósito el de identificar la ubicación de edificios o servicios, o bien algo menos neutral, como son los mapas de niveles de felicidad social según el país, los mapas siempre tienen una agenda. Esta agenda u objetivo puede pasar inadvertido al principio, e incluso puede contradecir lo que el mapa está diciendo explícitamente a través de su título, por lo que conviene tener cautela antes de sacar conclusiones rápidas al consultar estos documentos. En este sitio encontrarás mapas que representan la superficie de la Tierra en una superficie plana, pero también mapas que muestran, ocultan y transmiten varios mensajes más. Hemos seleccionado estos mapas porque representan a los Pueblos Indígenas y/o Afrodescendientes de las Américas y sus formas de ocupación territorial en general, y —en particular— cómo esas formas fueron registradas por otros. Es bueno saber que muchos grupos humanos a lo largo del tiempo y el espacio no han utilizado mapas como los de esta colección, ya que tenían y tienen distintas maneras de orientarse en el espacio. Con el tiempo, el estilo de conocimiento occidental ha privilegiado la cartografía, llamada también “la ciencia de los príncipes”, nacida en los albores del imperialismo, como la mejor manera de representar el espacio, los recursos, los itinerarios y las distancias. Sin embargo, debemos entender que la memoria oral, los cuentos, las canciones y el conocimiento intrínseco de los territorios también pueden guiar a las personas de un determinado espacio con la misma eficacia que un mapa. El último interrogante a tener en cuenta cuando observamos un mapa es siempre el siguiente: ¿Qué intenta mostrarme este mapa? ¿Y por qué? (Ver nuestra metodología de colección de mapas).
¿Cómo envejecen los mapas?
Como cualquier otro objeto cultural, los mapas envejecen, y a veces no envejecen de la mejor manera. Puede ocurrir que los lugares que representan ya no existan como tales, como es el caso de los mapas de la Segunda Guerra Mundial, cuyas consecuencias trajeron importantes cambios en las divisiones políticas de Europa del Este. Este también es el caso de los mapas coloniales, que visualizan entidades políticas con fronteras, como virreinatos, que ya no reflejan las configuraciones actuales de esos territorios. Si retrocedemos lo suficiente en el tiempo, también encontraremos imágenes que difieren enormemente de lo que hoy entendemos como nuestro mapa del mundo. Tengamos en cuenta que las personas en el año 1500 no tenían GPS, y es probable que los cartógrafos no visitaran los lugares que trazaban en sus mapas, sino que obtenían información —no siempre precisa o verdadera— de todas las regiones que intentaban representar. Con el correr del tiempo, gracias a los avances tecnológicos, el éxito de los proyectos imperiales y la supremacía del conocimiento occidental, los mapas se volvieron cada vez más precisos en términos de ubicación geoespacial. Pero la cuestión geopolítica es solo una forma en que los mapas del pasado pueden ser inexactos.
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Al consultar estos documentos, debemos entender que los mapas reproducen ineludiblemente la cultura que les dio origen. Eso significa que lo que era válido para el contexto cultural de los cartógrafos será transmitido por la imagen hasta nuestros días. Supongamos que estamos hablando de un mapa de la América colonial española que representa una reducción indígena Es muy probable que esta imagen comprenda, abarque y reproduzca todos los prejuicios, suposiciones falsas e idealizaciones denigrantes que muchos conquistadores tenían sobre los Pueblos Indígenas y Afroindígenas de las Américas. Debemos ser cuidadosos con el uso de términos que degradan a los grupos nativos, como por ejemplo la palabra “Indios” —acuñada a partir de la creencia equivocada de los conquistadores de que habían llegado a las Indias— “bárbaros”, “salvajes”, “enemigos”, e “infieles”, entre otros. También, estos rastros del pasado pueden mostrarnos la palabra “desierto” como sinónimo de tierras inhabitadas en lugares donde de hecho se asentaron poblaciones, simplemente porque los cartógrafos no las consideraban habitantes legítimos, o porque querían ocupar aquellas tierras ellos mismos. Estos mapas también podrían contener dibujos que de alguna manera fueran denigrantes, o inscripciones que calificaran las acciones, estilos de vida y ontologías de los nativos como algo indigno de existencia. Estas y otras nociones circulaban en el colectivo de las sociedades pasadas, tenían efectos concretos, materiales y simbólicos sobre las vidas y futuros de muchas personas y pueblos. Su inclusión en el mapa, en el mejor de los casos, puede proporcionarnos pistas para entender por qué y cómo los grupos nativos eran representados de diversas maneras en estos documentos, al mismo tiempo que nos impulsan a considerar las complejidades de su resistencia. Como ocurre con gran parte de nuestra historia social, algunos de estos documentos pueden resultar incómodos de analizar hoy en día, pero involucrarnos con ellos desde una perspectiva educativa puede ampliar nuestra comprensión sobre las desigualdades del pasado que impactan directamente en nuestro presente y futuro.
¿De quién es el mapa realmente?
La autoría siempre deriva en disputa al hablar de mapas. ¿Quién hizo el mapa? ¿El cartógrafo que lo firmó? ¿El taller que lo firmó, donde trabajaron muchas personas? ¿El artista que lo diseñó? ¿El ilustrador que lo pintó? ¿El corrector que logró la versión final? ¿Las personas que solicitaron su creación? ¿La empresa que pagó por su confección? ¿Los investigadores que recopilaron la información para que se creara el mapa? ¿Los exploradores que tomaron notas sobre los cursos de los ríos, las elevaciones y las fronteras? Tal vez las otras personas, aquellos que tradicionalmente habitaban la tierra y eran los guías originarios de cualquier excursión tierra adentro. En pocas palabras, la respuesta nunca es sencilla. Los mapas consolidan un formidable acopio de saberes y, por lo tanto, señalan la enorme cantidad de poder que se puso en juego para obtener ese conocimiento. Cuando estamos considerando mapas que representan a los Pueblos Indígenas en particular, debemos estar preparados para encontrar su autoría oculta.
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Los mapas coloniales y los primeros mapas republicanos rara vez reconocieron la intervención de la autoría indígena, con la excepción de los Códices y pinturas. No obstante, tenemos la certeza de que los Pueblos Indígenas participaron activamente en la elaboración de estos documentos. ¿Cómo lo sabemos? A menudo, los mapas son el preludio o la consecuencia de algún otro registro administrativo que, por escrito, admitirá como un detalle menor la guía de una persona indígena a través de tierras desconocidas. En el caso de las expediciones a tierras que los conquistadores y colonos desconocían, podemos suponer que, de manera coercitiva o forzada, las personas indígenas formaron parte de estas iniciativas, y muchas veces fue gracias a su conocimiento que las expediciones coloniales pudieron llegar de forma segura a estos destinos. Cuando comenzó la conquista y colonización de las Américas, el total de las potencias imperiales no alcanzaba el número de personas necesario para superar la cantidad de pueblos originarios de las Américas. A pesar de la frecuente subestimación de su conocimiento tradicional que puede desprenderse de otros relatos, los conquistadores necesitaban a los Pueblos Indígenas y Afroindígenas para construir ciudades coloniales y caminos desde cero, y la elaboración de mapas fue parte de esta iniciativa. Los pueblos indígenas poseían el conocimiento aunado y representado en estos mapas, y si no aparecen oficialmente como sus autores, es solo porque no alcanzaron el poder para reclamar esta autoría.
¿Por qué son importantes estos mapas?
Si los mapas son siempre un ejercicio de selección sobre qué información incluir, lo mismo puede decirse de una colección de mapas. Esta es una selección a gran escala hecha sobre los millones de mapas que pueden encontrarse en diferentes archivos físicos y digitales, en manuales, museos, tiendas, en el arte y la ficción. Hemos diseñado esta colección para abordar una situación estructural particular, pero reconocemos que hay muchas otras esperando ser visibilizadas. Estos mapas son importantes porque hacen visible lo que estuvo oculto durante mucho tiempo: los territorios amerindios han sido, son y serán habitados por diversos Pueblos Indígenas y Afroindígenas.
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A pesar de todos los esfuerzos históricos y/o presentes por socavar su inexorable vitalidad, su resistencia creativa a los procesos de despojo y sus derechos legítimos sobre tierras ancestrales, las Américas son territorios indígenas, de norte a sur. Al igual que muchos otros recursos que encontrarás en este sitio web, los mapas están aquí para abrir un espacio donde se aborden los procesos de despojo y de recuperación indígenas a la luz de evidencias históricas y actuales. Hemos compilado estos mapas para dar visibilidad a diversas formas de ocupación, a una amplia variedad de grupos y a la mayor cantidad de territorios posible. Esta colección de ninguna manera es definitiva: es imperfecta, está incompleta y seguirá creciendo con el tiempo. Como ocurre al investigar las experiencias de grupos de personas que fueron subyugadas en las estructuras sociales, legales y políticas de otros grupos en el pasado, el camino que conduce a obtener información valiosa sobre los mismos nunca es directo. Leer “a contrapelo” y contradecir la lectura de estos mapas son algunas de las estrategias que empleamos para elaborar esta selección y comentar sobre algunos de ellos. Te alentamos a encontrar diferentes mensajes en estos mapas, significados ocultos y verdades indiscutibles. Nuestro esfuerzo tiene como objetivo centrar las experiencias nativas que se representaron en los registros cartográficos, como una forma de dar visibilidad a la importancia histórica y actual, a la persistencia y al impacto de las vidas indígenas en el territorio amerindio. Inmersos en una época en la que los crímenes y discursos de odio con tintes anti-afro y anti-indígenas están en ascenso, estos esfuerzos son más relevantes que nunca.